Nunca me ha gustado el ser humano, no me gusta su envidia, su odio, su egoísmo, su tristeza, su menosprecio, su mezquindad...
Me preguntaba, ¿Puedo trascender estas emociones?, ¿Existe la felicidad permanente?, ¿Puedo no sufrir?. Mis preguntas necesitaban respuesta y las respuestas venían envenenadas, hablaban de paz y amor, pero sólo trajeron soledad y confusión. En esta búsqueda de respuestas aprendí a aceptar mi luz y mis demonios, aprendí a ser yo, un ser humano.
Tenemos que aceptar nuestra naturaleza, no se nos puede pedir la perfección, no le podemos pedir al árbol que no eche raíces, al agua que no moje, al sol que no brille, al pez que no nade. Nosotros somos animales, que aman y odian y si queremos vivir en paz tenemos que conocernos.
La autoayuda, el desarrollo personal y la espiritualidad me dicen que sea perfecto, que no tengo límites, que ame a todo el mundo, que no odie, que no juzgue, que no critique. No me ayudas contándome una mentira, no me digas lo que me gustaría que fuese, si no lo que soy, un ser imperfecto, un ser humano.
Puede sonar pesimista, prefieres que te diga que puedes conseguir todo lo que te propongas, que no tienes límites, que eres perfecto. Puedo mentirte, pero la realidad no miente. Y aunque no puedas conseguir todo lo que te propongas puedes conseguir cosas increíbles, y aunque tengas límites puedes superar muchas de tus limitaciones y aunque seas imperfecto puedes ser perfecto en muchas de tus acciones. Este libro habla de lo que no eres, de las mentiras de la autoayuda y la espiritualidad.
