Para no incurrir en ese spoiler, aquí solo puedo decir que en el maravilloso y raro artefacto construido por Ariel Idez se encontrarán presentaciones imposibles de once libros improbables, entre ellos un e-book cuyas palabras se desvanecen a medida que se las lee hasta llegar a la página en blanco, los "poemas argentinos" de un poeta chino que atiende la fiambrería de un supermercado y que no entiende una sola palabra del presentador, los covers literarios de un audaz plagiador, un Manifiesto inutilista y, en general, una reivindicación de la caída, la pérdida y el goce de escribir contra la demanda y la obligación al éxito.