Cuando quise ser madre y vi que, hiciese lo que hiciese, no podía, la frustración, el miedo y la desesperación se volvían incontrolables. Creí en ocasiones que quizá tendría que renunciar al sueño que tanto me estaba esforzando por conseguir. Ese pensamiento, lo tenemos todas. Nunca me rendí y terminé descubriendo, después de mucha investigación, que toda mujer tiene un poder de creación innato, y que circunstancias de nuestra vida, experimentadas en el vientre materno e incluso a veces vividas por nuestros ancestros, nos han hecho desconectar de él. Era mi caso. Tanto lo vivido por mi madre, mi abuela, mi bisabuela y no sé cuantas generaciones, habían determinado la forma de pensar y sentir en mí sobre muchas cosas de las que no era consciente, pero se repetía un patrón claramente y tuve que aprender a recuperar mi poder creador, que había quedado enterrado por los miedos, la baja autoestima... Gracias a ese trabajo y a la eliminación de otros bloqueos que me impedían un embarazo de éxito, ahora soy una madre muy feliz, pero sobre todo SOY UNA NUEVA MUJER MUY FELIZ. Una felicidad que aumenta ayudando a decenas de mujeres en la misma situación.
