Iberoamérica conmemora el V Centenario de su entrada en la corriente universal de la historia y de su primer contacto con el Evangelio. Los cristianos españoles nos sentimos herederos de los que protagonizaron aquel esfuerzo fundánte desde las postrimer¡as del siglo XV y los albores del XVI. Admiramos a los "Tata" Vasco de Quiroga, Toribio de Mogrovejo y Motolin¡a, Bartolomé de las Casas, Jun¡pero Serra..., pero no debemos desconocer que evangelizar en América y en la segunda mitad del siglo XX, también ha significado participar en una aventura llena de enormes dificultades y retos apasionantes: la explosión demográfica, la crisis del desarrollismo y las "terceras v¡as", la propagación de la revolución castrista en el Continente, las brutales dictaduras militares basadas en la doctrina de la "seguridad nacional", el endeudamiento asfixiante y empobrecimiento progresivo, los intentos de reconciliar a los pueblos desgarrados y abrir caminos hacia la democracia y la integración, la invasión de las sectas... Son rasgos que diseñan el escenario en que viven los evangelizadores de los últimos cincuenta años, entre los cuales hemos tenido a más de dos mil curas diocesanos españoles.La aportación de América Latina al Concilio Vaticano II, las Conferencias Generales de R¡o de Janeiro (1955), Medell¡n (1968) y Puebla (1979), los esfuerzos enormes de pastores y fieles, sellados muchas veces con la sangre y otras con el testimonio heroico, han ganado a la Iglesia Católica un enorme prestigio social. El autor ha pretendido rescatar del olvido y el desinterés la parte que corresponde a dos millares largos de sacerdotes diocesanos españoles injertados en aquellas Iglesias, escribiendo esta obra desde su experiencia personal. A. Garrigós ha participado activamente, junto al Episcopado latinoamericano, en el Concilio y en las tres Conferencias de Rio, Medell¡n y Puebla. Estuvo al servicio de los sacerdotes incorporados a la Obra de Cooperación Sacerdotal Hispanoamericana desde 1950 a 1973, y desde 1965 hasta hoy trabaja como Secretario de los Organismos Episcopales Europeos para América Latina. También en la correspondiente Comisión Pontificia. Ha convivido muchas veces con cada uno de los curas enviados, en sus puestos de trabajo. Y a sus experiencias ha conseguido unir, en este libro, la de muchos sacerdotes que han querido colaborar con el relato de su "aventura americana": el martirio de algunos, la persecución y el encarcelamiento o el destierro de muchos y la perseverancia de casi todos, en medio de un pueblo que tanto ha sufrido, considera el autor que constituye un hermoso testimonio. Conocerlo y darlo a conocer nos enriquecerá a todos.
