Me atrevo a bosquejar a la poeta que se perfila en Cimarrona,
el libro de Lillian Guerra. Se trata de una cubana insatisfecha por la imposibilidad de alcanzar un amor pleno por culpa de las prohibiciones históricas de la cultura,
y los actuales prejuicios que gu¡an la conducta sexual, inclusive los más ÂôavanzadosÂö que condenan el machismo, y que pudiéramos poner bajo la rúbrica del feminismo. No hay ?o?er¡as pasadas ni vigentes en Cimarrona, la hipocres¡a queda totalmente descartada. La liberación que anhela la voz de mujer que habla en estos poemas es aquella que le permita poseer sin restricciones al hombre que desea, con todas sus fallas, pero también con todo su perturbador atractivo f¡sico. La clave aqu¡ es el deseo, que se expresa en Cimarrona con una franqueza que linda con una especie de pornograf¡a poética. Aparte de sus otros logros,
esa desfachatez en una voz poética de mujer es el aspecto más original del libro, que se me hace por eso único entre los que conozco escritos por mujeres.
Roberto González Echevarr ¡a
Lillian Guerra, licenciada en historia y en literatura latinoamericana por Dartmouth College, recibió su doctorado en Historia Moderna de América Latina por la Universidad de Wisconsin-Madison. Es hija de exiliados cubanos que llegaron a Estados Unidos en 1965. Ha vivido, investigado y ense?ado cursos de historia de Cuba a lo largo de más de cuarenta visitas a la isla en los últimos 17 a?os.
Es autora de una docena de numerosos art¡culos académicos y tres libros de historia: Popular Expression and National Identity in Puerto Rico (1998), The Myth of José Mart¡: Conflicting Nationalisms in Early Twentieth-Century Cuba (2005) y Visions of Power in Cuba: Revolution, Redemption and Resistance (2012). Ha publicado ensayos sobre la obra de los prestigiosos fotógrafos Alex Harris y Cathryn Griffith y es autora de dos colecciones de poemas en espa?ol, una publicada en Quito y otra por la UNEAC en
La Habana.