Tras fallecer la madre de Cenicienta, su padre se casa con una señora que tiene dos hijas. Poco a poco las hermanastras de Cenicienta se van apoderando de todo lo que es de ella, hasta de su habitación. La pobre Cenicienta se pasa el día trabajando para su madrastra y sus hermanastras. Un día, llega una invitación para acudir a una fiesta que se celebra en el palacio en honor del príncipe. Cenicienta se queda sin ir y se echa a llorar. Pero aparece su hada madrina, que le proporciona un traje, unos zapatos y un carruaje. Eso sí, debe regresar antes de las doce de la noche. En el palacio, pasa toda la velada bailando con el príncipe. Cuando suenan las doce campanadas se marcha corriendo, y pierde un zapato. El príncipe ordena que todas las muchachas se prueben el zapato, para así encontrar a su dueña. Cenicienta se lo prueba y todos compruean que ella es la muchacha del baile. Al final se casan y son felices para siempre.
