Jean-François Lyotard, uno de los portavoces de la modernidad, presenta una aproximación a los fenómenos de la teoría económica, no desde el punto de vista de la crítica política, filosófica o social; no desde las estructuras típicas del discurso analítico, sino desde lo que para Lyotard parece significar el impacto de los afectos, de las pasiones y pulsiones físicas y emotivas, sobre la evolución de la historia y los procesos económicos.