Gerardo, o Jerry, como le llaman sus familiares, es un travieso muchacho de trece años, al que le encanta jugar a ser detective. Sus abuelos, acaudalados banqueros, fallecen. Jerry está seguro de que la culpa del accidente que acabó con sus vidas la tiene el chófer del Rolls-Royce en el que viajaban. Jerry no tenía mucha relación con sus abuelos, y el hecho es que su muerte parecía que iba a estropearle sus vacaciones. Sin embargo, los padres de Jerry creeen que él no tiene culpa de nada y deciden enviarle de vacaciones a casa del tío Adelmo. A Jerry le horroriza la idea, ya que su tío Adelmo es sepulturero y vive en el mismo cementerio. Pero, cuando Jerry llega allí, conoce a Tila, una chica de su edad, con la que compartirá aventuras en busca de un supuesto fantasma que trae de cabeza a todos, incluido a su tío Adelmo. El "fantasma" parece ser el de Angelo, un chico que murió en un accidente de autobús cuando volvía de una excursión. Pero, las investigaciones de Jerry, Tila y su perro Tumba, les llevan a la conclusión de que Angelo no es un fantasma. En realidad, Angelo, es un chico maquiavélico, que se había visto envuelto en un lío de dinero por su afición a los juegos de azar. Tenía que pagar una gran deuda y lo hacía robando los enseres y las riquezas de las tumbas, aunque para ello tuviera que hacerse pasar por muerto y secuestrar a Pasquino, un discapacitado del pueblo. En realidad, el cuerpo encontrado en el accidente del autobús, y que todo el mundo creía que era el de Angelo, era el de Diego, un muchaho gitano que vendía las cosas que Angelo robaba.
